Vou abrir uma excepção! No meio dos meus desabafos negros vou deixar entrar uma onda de patriotismo, onde não consigo esconder o meu orgulho de ainda haver Portugueses guerreiros. Aqui fica um artigo de opinião de um conhecido Jornal Espanhol. Viva Portugal!
“El Barcelona se quedó a un paso de asaltar el castillo maquiavélico que edificó José Mourinho en el Camp Nou. El Inter pisó el césped del estadio barcelonista y se puso manos a la obra. El fin siempre justifica los medios para 'Mou', que acabó con los pulgares hacia arriba en el estadio en el que comenzó siendo un traductor. Ahora es un estratega prodigioso, al que la da igual lo que piensen los demás. Mourinho morirá así.
Lo que piense la opinión pública no está en la cabeza de 'Mou', al que le importa un pimiento lo que digan los que no estén con él. Tiene enemigos y tiene amigos, todos definidos. Sus legionarios romanos, vestidos de blanco en el Camp Nou, son los que están con él. Saben lo que quieren y se dejaron el alma disfrazados de futbolistas por obligaciones del guión de una película épica. A los jugadores del Inter les faltó el casco de Chivu, las lanzas y el escudo. El Barça no fue capaz.
Maquiavelo fue un incomprendido para algunos. Mourinho también. Muchos le tildarán de enemigo del fútbol, pero lo que no saben es que este deporte hasta entiende este tipo de actuaciones. El fútbol no tiene sentimientos, de eso pueden estar seguros. Estar en la final de Madrid no estaba destinado sólo para los románticos. Mourinho se defendió con sus armas y salió victorioso del Camp Nou con una sonrisa astuta y malvada. Había anulado el fútbol primoroso del Barcelona.
Los jugadores del Inter fueron más guerreros que nunca. Jugaban con el cuchillo entre los dientes y con una sóla convicción, defender el castillo edificado por Mourinho en la Ciudad Condal. Julio César, que no se llama así por casualidad, se convirtió en el mejor guardián del castillo. Recibió un gol, pero ahí se quedó todo. Sólo Piqué, el valiente que hizo creer al Barcelona de lo que parecía imposible hasta el final, fue capaz de batir a un guardameta que no parece brasileño. Tiene sangre de hielo y agarra todo lo que merodea por sus dominios. Las segundas oportunidades no van con Julio César, que realizó la parada del año a disparo de Messi desde la frontal. Esa estirada, esa mano derecha, no debe quedar en el olvido.
Pandev, supuestamente lesionado en el calentamiento, salió de la pizarra inicial en favor de Chivu, que juega con un casco en la cabeza como los boxeadores. Los soldados de Mourinho hasta intercambiaron sus papeles. Chivu jugó de guardaespaldas. El rumano estuvo pendiente de las espaldas de Cambiasso y de Zanetti. Etoo se movió por el costado derecho para confundir.
Samuel y Lucio, defensas criticados por lo más puristas, completaron una eliminatoria sublime. El argentino y el brasileño crecen con el ejercito ordenado en la retaguardia. Así estuvo el Inter, que ni pestañeó.
El Inter se quedó con uno menos por culpa de Thiago Motta, ex barcelonista que cayó en la trampa de una chaval llamado Sergio que sigue creciendo en batallas de postín. A Mourinho no le tembló el pulso. Lo poco que pensó en atacar el Inter desapareció de sus cabezas. Todo se dirigía a Madrid, por lo civil, por lo criminal, en autobús o en avión.
Mourinho es astuto como nadie. Ha engañado dos veces al Barcelona, el equipo perfecto que mordió el polvo a un paso de la final. Ese portugués es listo, muy listo. El Barça que gana hasta cuando le eliminan ya sabe que su enemigo es inteligente y premeditado. Actúa como los asesinos a sueldo y lo hizo contra un equipo que no ha perdido su grandeza.”
quarta-feira, abril 28
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